jueves, 23 de julio de 2009

27º- Bill Clinton (1946) fue presidente de los Estados Unidos de 1993 al 2001. Durante este período, la Casa Blanca tuvo una mascota muy especial: Socks.
Se trata de un fantástico gato negro con blanco en las patas (de ahí su nombre “Calcetines”) que desde el principio se convirtió en una sensación mediática, incluso Bill Clinton tuvo que pedir que dejaran tranquilo al gato, ya que los fotógrafos lo acechaban para obtener imágenes.
Fue adoptado por Chelsea cuando su padre se lo regaló siendo todavía gobernador de Arkansas.

Además de dar compañía y felicidad a la familia Clinton, se convirtió en un personaje querido por el personal de la Casa Blanca y por los visitantes de ésta, incluyendo jefes de estado. Tenía una apretada agenda: se le usó para recaudar fondos para los animales, se vendían postales con su “firma” (su huella), se fundó un club de fans de Socks, fue tema de un episodio del show de Murphy, se escribió un libro llamado “Socks va a Washington”, apareció en webs, se hicieron videojuegos con su imagen (que nunca vieron la luz), hizo visitas a escuelas, asilos y otras apariciones públicas
hasta hacerse anciano, aunque éstas fueron cada vez menos.
Socks vivió una vida fascinanate, para tratarse de un gato. Sin embargo, con la vejez también llegó su ocaso de gato famoso: cuando los Clinton dejaron la Casa Blanca, cedieron a Socks pues no se llevaba bien con Buddy, el perro, y se tuvo que ir, el pobre, con la secretaria de Clinton, Betty Curry, a Hollywood (Maryland). ¡Qué poca memoria la de los Clinton!
Al parecer, Currie lo cuidó bien pero con el tiempo Socks desarrolló problemas tiroideos y de riñón. Se le diagnosticó un cáncer, razón por la cual ella tomó la dura decisión de eutanasiarlo, tras meses luchando contra sus males y dado que en sus últimos días de vida no comía, únicamente dormía. Falleció el 20 de febrero del 2009. Tenía alrededor de 19 años.

Adiós, Socks. Donde estés, saluda a mi Mica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario