sábado, 7 de mayo de 2011

La tristeza del Maya

86º- Un día los animales se acercaron a un maya y le dijeron: No queremos verte triste, pídenos lo que quieras y lo tendrás. El maya dijo:
Quiero ser feliz. La lechuza respondió: ¿Quién sabe lo que es la felicidad? Pídenos cosas más humanas. Bueno añadió el hombre.
Quiero tener buena vista. El zopilote le dijo: Tendrás la mía.
Quiero ser fuerte. El jaguar le dijo: Serás fuerte como yo.
Quiero caminar sin cansarme. El venado le dijo: Te daré mis piernas.
Quiero adivinar la llegada de las lluvias. El ruiseñor le dijo: Te avisaré con mi canto.
Quiero ser astuto. El zorro le dijo: Te enseñaré a serlo.
Quiero trepar a los árboles. La ardilla le dijo: Te daré mis uñas.
Quiero conocer las plantas medicinales. La serpiente le dijo: ¡Ah, esa es cosa mía porque yo conozco todas las plantas! Te las marcaré en el campo.
Y al oír esto último, el maya se alejó.
Entonces la lechuza dijo a los animales: El hombre ahora sabe más cosas y puede hacer más cosas, pero siempre estará triste.
Y la chachalaca se puso a gritar: ¡Pobres animales! ¡Pobres animales!
Autor anónimo

La luciernaga y la serpiente

85º- Cuenta una leyenda, que una vez, una serpiente empezó a perseguir con locura a una luciérnaga.
El insecto huía con mucha velocidad de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir. Huyó un día, y ella no desistía, dos días y nada. En el tercer día, sin fuerzas, la luciérnaga paró y dijo a la serpiente:

- ¿Puedo hacerte unas preguntas?
- No acostumbro dar éste precedente a nadie ... pero como te voy a devorar, puedes preguntar.
- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
- No
- ¿Yo te hice algún mal?
- No
- Entonces, ¿Porque quieres acabar conmigo?
- Porque no soporto verte brillar

Autor desconocido

El Gallo y la bandera portuguesa

84º- Cuenta la leyenda que hace tiempo, mucho tiempo atrás, un peregrino portugués
con destino a Santiago de Compostela fue acusado por las autoridades de espía, así que decidieron condenarle a la horca.

Seguro de su inocencia, el hombre pidió que lo llevaran ante el juez, quien se preparaba para comer un gallo asado con unos amigos, entonces el peregrino afirmó:
"Si me ahorcan, el gallo cantará porque soy inocente".

Dicho y hecho. Lo ahorcaron y el galló cantó. Así nació la leyenda de uno de los mayores símbolos de Portugal, el Gallo de Barcelos.