lunes, 13 de julio de 2009

Ernest Hemingway

12º- No estoy segura de que Hemingway adorase a los animales, tomando en cuenta su afición por los Sanfermines, la caza, la pesca y la cría de gallos de pelea. Pero intuyo cierta predilección por los gatos, o al menos eso parece indicar el hecho de que también en Cuba tuviese 57 gatos en su Finca Vigía.
Finca Vigía, de estilo español, fue construida a finales del siglo XIX por un arquitecto catalán. Después pasó a ser propiedad de un francés y alquilada por el escritor en 1939. Finalmente la compró en 1940.
Es una extensión aproximada de 4 hectáreas a pocos kilómetros de La Habana, que dispone de biblioteca con unos 9000 libros, los espacios propios de una vivienda además de terrazas, piscina e inmensos jardines de magnífica vegetación, con especies de aves endémicas que la convierten en una reserva ecológica. Además contiene obras de arte, objetos de uso personal, música, recuerdos y sus trofeos de caza.Entre sus trofeos de caza, se conservan en las paredes de las diferentes habitaciones la cabeza de un impala, un león, un leopardo, un búfalo y de otras especies menos conocidas que nos proporcionan valiosa información acerca de la personalidad, gustos e intereses del escritor.También disponía de cementerio para perros por el sendero próximo a la piscina, con las lápidas de Blackie, Negrita, Machakos y Black Dog.También tenía cementerio para gatos bajo la puerta del comedor de la casa. Algunos de sus gatos tienen su propia leyenda: Boise, Missouri, Spnedy, Bigotes, Ambrosy…Todos llevan la consonante “s”. Según parece estaba convencido de que a los animales les atraía esa consonante al ser alargada su pronunciación.Ambrosy era el más viejo. Vivió 16 años. Se murió en 1969. Era un gato blanco y negro, que es recordado por su costumbre de registrar la alacena.Boise era un gato viejo y maleducado. Consentido por su dueño, se subía a la mesa a la hora de las comidas.A Bigotes le atribuyó la muerte de la gata favorita de Mary, la compañera del escritor. Con un certero disparo en la cabeza, el escritor se deshizo de él.
En 1960, unos 21 años después de su llegada, Hemingway se alejaría de Cuba para no volver jamás. En el pequeño puerto de Cojimar se quedaba su barco, hecho de caoba y roble, llamado “El Pilar”. Hoy está en la cancha de tenis de su casa. Gregorio Fuentes, patrón del barco e inseparable compañero de pesca, fue el hombre que le inspiraría la figura de “El viejo y el mar”, basado en buena medida en las vivencias que ambos compartieron.
El 2 de julio de 1961 el escritor se suicida con la misma escopeta que un día utilizó para matar leones. Con la autorización de Mary Welsh, su mujer, se declara museo a Finca La Vigía, y es inaugurada como tal el 21 de julio de 1962, fecha en la cual Hemingway hubiera cumplido 63 años.

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