domingo, 21 de abril de 2013

"El cuervo y el cántaro"

112. ¿Recuerdan la fábula de "El cuervo y el cántaro"?
Hace mucho tiempo, había un cuervo que tenía mucha sed. Los pájaros tienen que tomar agua, así como las personas la toman. No había llovido en muchos días y el cuervo tenía mucha sed. Incluso el río estaba seco y parecía que no había nada de agua alrededor.
 El cuervo estaba mirando alrededor de un corral, preguntándose qué hacer, cuando miró un cántaro de agua que la esposa del granjero había dejado. Sobrevoló al cántaro y miró en su interior. Efectivamente, había agua, pero estaba en el fondo del cántaro. El cuervo metió su cabeza adentro e intentó alcanzarla.
 “Quiero esa agua. ¡Tengo mucha sed! ¡Pero, no puedo lograr que pase mi cabeza a través del cuello estrecho del cántaro!” él gritó.
 El cuervo sediento intentó de nuevo y de nuevo; pero, no pudo meter su cabeza a través del cuello del cántaro.
 “No me voy a rendir.” él dijo. “¡Tengo que encontrar una manera!”
 Él pensó por un rato, mirando alrededor, de nuevo, para ver si podría encontrar algo en el corral que le ayudara a obtener el agua.
 ¿Tienen algunas ideas sobre cómo el cuervo puede hacerlo?
 Bueno, él casi se daba por vencido; pero se dijo a sí mismo, una y otra vez: “¡Tengo que encontrar la manera, tengo que encontrar la manera!”
 Finalmente, tuvo una idea: “Eso podría tomar un tiempo largo; pero, no me daré por vencido. ¡Tengo mucha, mucha sed!”
 Él fue sobre la colina de piedrecitas. “¡Echaré estas piedrecitas al cántaro, una por una, hasta que el agua suba a la cima! Entonces, ¡podré alcanzarla!” lo dijo con entusiasmo. Así que, él hizo justo aquello. Aquel trabajo, sí le tomó un tiempo largo; pero él nunca se rindió.
 Al final, después de que muchas piedrecitas fueron introducidas en el cántaro, el agua llegó a la cima. Muy feliz y agradecidamente, el cuervo tomó el agua.
Pues al parecer, es absolutamente real. Un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge y de la Queen Mary de Londres dejó ante unos cuervos un tubo con agua, en el cual flotaba un suculento gusano, y unas piedras. Como no llegaban con el pico, los cuervos metieron piedras en el tubo hasta que el nivel del agua subió lo suficiente como para atrapar al gusano.
La fábula del cuervo y el cántaro de Esopo no era tan “fabulosa”...

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