sábado, 12 de noviembre de 2011

Barry, el perro rescatador

92.- Nuestro héroe nació en Suiza en el año 1800. Vivía en el famoso Hospicio de San Bernardo, en un paso suizo a más de 2000 metros de altura, donde muchos viajeros se dirigían desde y hacia Italia, y en el que es muy común que los caminantes se extravíen en la nieve y sean víctimas de aludes y avalanchas. Por aquel entonces, los religiosos empezaron a emplear perros tranquilos, valientes, corpulentos, de pelajo tupido y musculosos en tareas de rescate. Los perros transportaban un arnés provisto de alfor jas con alimentos y un pequeño barrilito al cuello, para prestar el primer auxilio. Barry (cuyo nombre significa ‘osito’ en dialecto bernés) pronto destacó por su notable desenvolvimiento en la nieve y sentido de orientación. Su adiestrador, compañero y maestro, el padre Luis, supo apreciar desde el primer momento la habilidad y sensibilidad especiales de este animal. Cuentan que Barry era capaz de detectar a una persona en peligro a gran distancia, y que en cuanto percibía que alguien estaba en apuros, salía inmediatamente al rescate. Tenía un carácter muy particular y tras el fallecimiento del padre Luis, se dice que su carácter se hizo aun más reservado, paseando siempre atento y concentrado por las altas montañas, a la espera de algún caminante que pudiera necesitarle.


Pasó asi gran parte de su vida: salvando gente. Su fama se debe a una leyenda iniciada a fines de 1860, que da cuenta del heroico rescate de 40 viajeros perdidos, hasta que el último de ellos lo confunde con un lobo y le da muerte. Aunque esta historia es falsa. Realmente en 1812 un monje lo lleva a Berna, donde vivio vivió siendo ya famoso y admirado por todos. Muere en 1814. Su cuerpo embalsamado se encuentra expuesto en el Museo de Historia Natural de Berna - Suiza.
Fueron muchos los homenajes que se le han hecho en forma de novela, sinfonía, libros, sellos... pero el de mayor relieve es el monumento que posee en el Cementerio de los Perros de Asnières, París, que inmortaliza la escena de uno de sus salvamentos: el de un niño atado a su arnés por la madre moribunda. Al pie de la escultura puede leerse: “Barry, el heroico, salvó la vida de 40 personas, fue muerto por la 41"

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