viernes, 7 de agosto de 2009

37º- El Chaitén es un volcán chileno que el 2 de Mayo de 2008 entró en erupción tras siglos inactivo lo que produjo masivas evacuaciones de las poblaciones cercanas.
Inicialmente se registraron sismos cierta intensidad, lo que puso en alerta a los pobladores de la zona. A las pocas horas, una ruidosa sacudida despierta a los habitantes: era el Chaitén, un volcán que se creía extinguido.
Para prevenir problemas de salud se cortó el suministro de agua potable, se repartieron mascarillas, se cerraron colegios, aeropuertos y otros centros. El Gobierno envió medios por mar con el objetivo de evacuar a los habitantes en peligro a albergues y casas de familiares. Otros huyeron precipitadamente por sus propios medios a otras localidades.
Fue necesario despejar caminos, puentes y vías terrestres tapados por la ceniza, ya que el aire estaba tan enrarecido que podría dañar los motores de aviones y helicópteros causando desgracias mayores.

La evacuación afectó a unas 4500 personas. Chaitén era ahora un pueblo "fantasma".
La situación se recrudeció cuando comenzó a llover. Los cambios de viento amenazaban diferentes localidades, la ceniza mezclada con la lluvia contribuyó a que los caminos se volvieran resbaladizos, además, el aumento de gases tóxicos obligó a cambiar las mascarillas simples por otras con filtro. Por otra parte, ese mismo día ocurrieron nuevos sismos, se reanudó la actividad del volcán, aumentando la emanación de humo y millones de toneladas de material toxico.
Afortunadamente, según fuentes oficiales, los habitantes ya estaban a salvo.

Los que no estaban a salvo eran los más de 20.000 animales que permanecieron allí, principalmente vacas, ovejas, caballos, aves de corral, perros y gatos que no pudieron ser trasladados y estuvieron a la intemperie, soportando bajísimas temperaturas, sin alimentos ni agua limpia para beber, sufriendo lluvia de ceniza, lodo volcánico, piedras pómez y respirando aire envenenado.
Su bienestar era una de las preocupaciones de quienes tuvieron que dejarlos abandonados.
En las semanas posteriores se realizaron traslados de animales para salvarlos de la contaminación. Intentaron ayudar a los perros que vagaban confusos por las calles. Se informó del envío de veterinarios y personal a la zona gracias a una campaña iniciada por una agrupación protectora de animales aunque se advirtió que el ganado no sería ya apto para el consumo humano, por la contaminación de su organismo con la ceniza ingerida junto al pasto, agua, y el aire.
Grupos pro-animales insistieron a las autoridades que les permitieran acceder a la zona con el fin de salvar la mayor cantidad de animales posibles, incluidos perros y gatos de familias que les habían entregado las llaves de sus casas para que sacaran a sus mascotas.

Los voluntarios animalistas no se rinden y las familias de las mascotas tampoco: propusieron una campaña que contemplase seguir trasladando equipo
s de asistencia a los animales para evaluar su condición, así poder mantenerlos en un buen estado de salud hasta que retornasen sus dueños, pidiendo colaboración, comida, material diverso, agua, medicinas y ayuda económica. Sólo así podrían asistir a las mil mascotas que se han calculado a ojo que se quedaron abandonados y cuyos amos vivían angustiados.
El clamor y manifestaciones de los dueños de los animales y de varias organizaciones llevó a las Fuerzas Armadas a hacer un operativo de rescate, que permitió que varios animales de compañía pudieran volver a reencontrarse con sus amos.
Clifford, un mestizo de pelo corto marrón claro, fue uno de los per
ros rescatados. Sin embargo su mala suerte fue noticia: su avión se estrelló en una zona de bosque y cerros con nieves eternas, falleciendo el piloto. Clifford, sin embargo, resultó ileso, y prestó su compañía y calor a los sobrevivientes durante los cinco días previos a ser rescatados, ya que por las noches debían enfrentar temperaturas de 10 grados bajo cero y caída de agua nieve. El día que fueron encontrados por un helicóptero de la Fuerza Aérea, subieron con cables a los sobrevivientes. Pero el tiempo cambió y el helicóptero debió suspender el rescate. Clifford, debió conformarse con quedarse para acompañar a los militares que custodiaban el cuerpo sin vida del piloto a la espera de que las condiciones meteorológicas mejorasen. Finalmente el animal fue auxiliado y pudo reencontrarse con sus dueños.
Pero otros finales han sido más trágicos. Muchos animales no consiguieron soportar las severas condiciones, la desnutrición, aire impuro, agua contaminada, estrés, etc y tuvieron que ser sacrificados. Otros necesitaron asistencia clínica debido a su exposición a la ceniza y humo. Algunos no consiguieron encontrar a su amo, o por otras razones sencillamente no fue posible el reencuentro. Algunos de ellos terminaron adoptados.
Por eso hubo una segunda etapa de la campaña solidaria pro-animal: ayudar a los animales rescatados, con la asistencia medica y todos los cuidados que fueran necesarios, facilitar la localización y reencuentro con sus amos, contando una vez más con la colaboración ciudadana.
Un año después varias crecidas del río Blanco provocadas por el flujo del material volcánico han arrasado cientos de casas del pueblo.

Pero aun así, milagrosamente varias mascotas que no fueron rescatadas permanecen custodiándolas, esperando a sus dueños. Mientras se las ingenian para sobrevivir en esta ciudad desahuciada. Se han asilvestrado: han subsistido cazando vacas, corderos y caballos de las cercanías o lamentablemente, comiéndose entre ellos.

El 21 abril 2009 se llevó a cabo el último rescate de mascotas en Chaitén. Quizá la última esperanza para los que queden...

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