lunes, 3 de agosto de 2009

34º- Hitler era un hombre temible, pero a la vez un gran amante de los animales y las fotos privadas de su novia Eva Braun lo confirman, como lo confirman las publicadas por los fotógrafos después de la guerra. Por otra parte la profunda repugnancia que le producía la caza provenía de su amor a la naturaleza.
Era hombre de vida sencilla y austera, que no fumaba ni bebía. Encontraba en el vegetarianismo no sólo la práctica de su doctrina moral con respecto al trato con los animales sino también una dieta más acorde con su manera de ser. Lo fue durante 15 años, es decir, desde 1930. Su secretaria dice que desde 1931.
Algunos consideraban el vegetarianismo de Hilter como una señal de debilidad en el aparato digestivo, pero realmente era vegetariano por convicción. No dudaba en describir el trabajo sanguinolento en los mataderos, la matanza de animales y su descuartización que provocaba náuseas en los convidados de mejor apetito. Esta repugnancia reflejada en los rostros de sus invitados era para Hilter -según refiere su secretaria- "una confirmación de sus principios" y cuando alguien se resistía a aceptar sus argumentos Hitler decía: "Es muy difícil persuadir a un caníbal de que no tiene que comer carne humana. Según sus concepciones, esto es una ley de la Naturaleza”.

Una noche había aceptado una invitación para cenar en casa del Ministro Goebbels. Por deferencia a Hitler, naturalmente no sirvieron carne. Aparte de los platos vegetarianos había, sin embargo, pescado, una gran carpa que ofrecieron en primer lugar a Hitler y que el rechazó. La señora Goebbels se disculpó: "Creí que tomaba pescado, mi Führer, ya que el pescado no es carne..."

Hitler contestó con ironía: "Supongo entonces que el pescado es, según usted, mi querida señora, una planta"

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